Produccion propia
“CALLAR, NO ES LA SOLUCIÓN “
Soy un típico hombre trabajador con tan solo 35 años, que solía vivir en Córdoba en mi querida cuidad de Huerta Grande, allí tuve la oportunidad de conocer a mi amada esposa Angelina (30 años) , donde formamos una hermosa familia, y disfrutamos lindos momentos junto a mis hijos Tiziana, Luciana y Ramiro.
Todo esto se derrumbó un pasado sábado en donde todo empezó a cambiar rotundamente; Habitualmente nos despertábamos a las 07:00 am para poder llevar a mis hijos al colegio y dirigirme luego a mi trabajo, que consistía en simple hecho de ser un escritor de columna en el diario “EL AMANECER”.
El trabajo era tranquilo y un poco complicado con respecto a la época en la que estamos viviendo; luego de haber estado tantos años bajo un gobierno comunista, el pueblo eligió un representante totalmente distinto al que habíamos experimentado.
Ese mismo sábado al mediodía, tuve que entregar en el trabajo una columna destinada al nuevo gobierno, donde sostuve mis ideologías y por lo tanto tuve en ciertas situaciones el descaro de criticarlo. Esta publicación en el diario tuvo mucho furor, pero así mismo gente a favor y en contra de la misma, como también una pequeña indignación por parte del oficialismo. A pesar de todo lo sucedido me sentía un escritor excelente no solo por el hecho de sostener mis pensamientos sino también por ser aquella persona que es la voz de todo el pueblo.
Al llegar a mi casa como cualquier otro día común y corriente, tuve la mala suerte de vivir una experiencia desagradable, mi casa a la que la había dedicado la mayor parte de mi vida y en donde pude ver a mis hijos caminar se encontraba totalmente destroza, mis hijos y esposa estaban atemorizados como nunca en su vida. Ante este hecho horrible no tuve otra alternativa que investigar quien habría podido hacer tal acto.
Luego de unos días todo parecía estar mucho más calmo, hasta que me llego una carta amenazadora y reiteradas llamadas anónimas que acosaban a mi familia. Solo en ese momento me cayó la ficha de que todo era por un tema político y que había puesto en riesgo la vida de mis seres querido.
Ante este suceso mi impotencia y enojo no hicieron otra cosa que contra atacar con otra crítica hacia esas personas quienes dicen representar al país de la mejor manera posible. Esto causo que lamentablemente me tuviera que ir del país por el hecho de que no tengo las mismas ideologías políticas, por ende me sacrifique al alejarme de mi familia dejando sustentarse por sí sola a mi esposa con su digno trabajo de maestra pero que en sí, no cubre todos los gastos.
Hasta el día de hoy, ya han pasado tres años, no veo la hora de poder ver a mis familiares y también ver al país que me dio tantas cosas, volverse a construir bajo lo que es realmente la democracia. Por esto mismo dijo que nunca es necesario ante tanta presión callarse porque cuando uno lo hace deja de ser uno mismo.